La más grande lección que he recibido en la vida fue de una cucaracha.
Cuando recién me diagnosticaron cáncer, el hombre que amaba también me abandonó, y en ese momento, parecía que toda mi vida era una espiral fuera de mi control. Perdí mi trabajo. Perdí mi juventud. Perdí mi amor. Perdí mi futuro.
Al principio nadie estaba seguro de si iba a sobrevivir. Seguí colapsando internamente, pues mis órganos empezaron a fallar. Durante mucho tiempo me sentí abandonada. No sólo por el hombre que amaba, sino también por Dios.
En ese entonces le preguntaba a Dios por qué me estaba haciendo todo esto. Yo quería saber qué había hecho para merecer tanto dolor. Entonces, cada vez que iba al hospital, conocía a más gente que estaban sufriendo, o estaban en camino a la muerte.
Escuchaba a la gente orar por estas personas y rogaban a Dios por un milagro, pero los milagros no parecía llegar. Empecé a amargarme la existencia. Le pregunté a Dios, ¿por qué haces esto? Estas son buenas personas! Ellos no merecen sufrir de esta manera. Por favor, ayúdales; por favor, deja de matar a esta gente! Incluso me ofrecí para que Dios me diera el dolor de ellos, si eso significaba que pudieran existir por un tiempo sin estar en agonía.
Pero no sirvió de nada.
Me sentí tan impotente. Mi vida no estaba bajo mi control. Varios dados se habían lanzado a mi costa y todos habían fallado. Entonces, un día cuando estaba caminando muy lentamente hacia la entrada de mi casa, en el camino de regreso del hospital, encontré uno de estos tipos en mi camino:
Una enorme cucaracha.
Al principio instintivamente me moví para aplastarla con el pie, pero luego me detuve. Por alguna razón, no parecía tener miedo de mí. Se quedó allí esperando a que la aplastara.
En ese momento pensé en lo grande que era yo y lo pequeña que era la cucaracha. ¿Cómo era posible que nosotros no nos entendiéramos? La vida de esta cucaracha era ajena a la mía, y lo más importante, que estaba completamente a mi alcance para acabar con ella. Me preguntaba lo que sería ser como una cucaracha. ¿Qué sería ser tan pequeño? ¿Entendería lo que sucedería si una persona se me acercara y me aplastara? ¿No parecería ser mi muerte como algo cruel y sin sentido?
Una cucaracha no sabe que está sucia o que transmite enfermedades. Es incapaz de comprender que matamos a su especie porque los vemos como repugnantes y desagradables. Cuando una cucaracha muere aplastada por nosotros, no entiende por qué muere.
Pensé en cómo puede existir algo más grande que el hombre y un día yo también podría de repente encontrarme en la misma posición que la pequeña cucaracha. Yo esperaría que sea lo que sea que viera hacia abajo; hacia mi extraño, sucio, y extranjero cuerpo... mirara más allá de mi pequeñez y reconociera que ambos compartimos una cosa muy importante:
Los dos estamos vivos.
Incluso si todo lo demás acerca de nosotros es diferente; reconozca que ambos compartimos el nacimiento, la vida y la muerte. Que de esta manera fundamental somos iguales.
Decidí en ese día que iba a ofrecer la misma cortesía a todo sobre lo que yo tenía poder. Me parece justo tratar a los demás como uno desea ser tratado también.
Tomado de:
http://qr.ae/RUg2xO
Al principio instintivamente me moví para aplastarla con el pie, pero luego me detuve. Por alguna razón, no parecía tener miedo de mí. Se quedó allí esperando a que la aplastara.
En ese momento pensé en lo grande que era yo y lo pequeña que era la cucaracha. ¿Cómo era posible que nosotros no nos entendiéramos? La vida de esta cucaracha era ajena a la mía, y lo más importante, que estaba completamente a mi alcance para acabar con ella. Me preguntaba lo que sería ser como una cucaracha. ¿Qué sería ser tan pequeño? ¿Entendería lo que sucedería si una persona se me acercara y me aplastara? ¿No parecería ser mi muerte como algo cruel y sin sentido?
Una cucaracha no sabe que está sucia o que transmite enfermedades. Es incapaz de comprender que matamos a su especie porque los vemos como repugnantes y desagradables. Cuando una cucaracha muere aplastada por nosotros, no entiende por qué muere.
Pensé en cómo puede existir algo más grande que el hombre y un día yo también podría de repente encontrarme en la misma posición que la pequeña cucaracha. Yo esperaría que sea lo que sea que viera hacia abajo; hacia mi extraño, sucio, y extranjero cuerpo... mirara más allá de mi pequeñez y reconociera que ambos compartimos una cosa muy importante:
Los dos estamos vivos.
Incluso si todo lo demás acerca de nosotros es diferente; reconozca que ambos compartimos el nacimiento, la vida y la muerte. Que de esta manera fundamental somos iguales.
Decidí en ese día que iba a ofrecer la misma cortesía a todo sobre lo que yo tenía poder. Me parece justo tratar a los demás como uno desea ser tratado también.
Tomado de:
http://qr.ae/RUg2xO
Excelente lección! Una regla de oro, tratar a los demás como uno desea ser tratado.
ResponderEliminarMuchas veces no es fácil, pero cuando lo hacemos se siente que el esfuerzo a valido la pena, en nuestra naturaleza no está el ser empáticos, debemos cultivar esta cualidad día a día.