Big Mary fue ahorcada porque las personas son ignorantes.
No se dieron cuenta de que al capturar a una criatura hermosa y majestuosa, la estarían sometiendo a una vida de esclavitud y tortura. No se dieron cuenta de que para los elefantes que viven una vida "glamorosa" bajo la "Gran Carpa", esta no constituye una experiencia agradable.
No se dieron cuenta de que los elefantes son seres sensibles con emociones profundas y no solo animales poderosos y agresivos. Irónico, si lo pensamos.
No se detuvieron a pensar que secuestrarla de su grupo familiar en la selva, y ponerla en grilletes dolorosos, que constantemente le irritaban las tobillos y le causaban úlceras supurantes, que serían la fuente constante de su tortura agravante. Porque, según ellos, los elefantes tienen pieles gruesas y no pueden sentir estas cosas como los humanos. ¿Qué es una costra llena de pus para un elefante duro? Lo superará.
No se daban cuenta de que la elefanta no estaba encantada de ser reubicada, cruzando los mares, encerrada en una bodega de carga apestosa, inundada de moscas, húmeda y helada (oscura y solitaria) donde estaría apagado su triste barrito, amortiguado por los sonidos del mar e ignorado, mientras vomitaba, mareada, mecida y balanceada, durante un mes en su viaje a través de las aguas abiertas.
No se dieron cuenta de que la elefanta lloraba cuando comenzaron a golpearla. O cuando le gritaban a su cara amable, o le perforaban las sensibles orejas con agarrotados ganchos, o cuando tiraban de las cadenas que se le enterraban en sus heridas infectadas, a medida que evolucionaba su período de entrenamiento y su espíritu se doblegaba.
No les importaba cuando habían días en los que parecía querer morir y, por lo tanto, se tendía de lado y se negaban a comer, mientras las lágrimas corrían por su rostro y la depresión devoraba su cerebro, incluso mientras pateaban su cara y jalaban su trompa para alimentarla por la fuerza con frutos podridos, echando galones de whisky por su garganta y emborrachando a la pobre criatura.
Lo único que les importaba era que ella pudiera tocar los cuernos, sentarse en cuclillas y desfilar alrededor de la pista con su traje hecho a la medida, para ganar los aplausos de cada miembro de la audiencia.
Tal era la vida bajo la Gran Carpa, en el Circo ambulante de Charlie Sparks.
Después de cada presentación Big Mary, era enviada directamente a su jaula. Y luego, a un vagón de tren. Y a la próxima ciudad y luego, a la próxima. Años tras años, sin luz ni alegría.
A nadie le importaba el absceso en el diente de Big Mary. A nadie le importaba que le doliera o incluso que notaran que este diente se le estuvo pudriendo por más de dos años.
A nadie le importaba que un elefante, al igual que un ser humano, sufra un dolor insoportable por un dolor de muelas. Porque, una vez que el tren llegó a Tennessee, descargaron a Big Mary y la hicieron caminar en un desfile. Con dolor de muelas o no, esta elefante necesitaba atraer a una multitud. Y la gente del pueblo se había alineado en las calles solo para ver la principal atracción: ¡Big Mary!
No importó que sentaran un novato en su espalda ese día.
Walter Eldridge, un vagabundo, acababa de unirse al circo el día anterior. Sostuvo el gancho para elefantes en su mano de novato, y pinchó y tocó la boca dolorosa de Mary mientras cabalgaba sobre su espalda, entre las hileras de atónitos curiosos, sonriendo y saludando mientras alentaban a lo largo de las calles bordeadas de confeti de Kingsport, Tennessee.
Todo el mundo se sorprendió cuando Big Mary tomó a Walter Eldridge de su espalda con su fuerte y flexible trompa y lo arrojó al suelo como un muñeco de trapo, y pisoteó su cabeza.
Todo el mundo se sorprendió cuando el cerebro, los globos oculares y la sangre brotaron de lo que una vez había sido el cráneo de Walter Eldridge.
Todo el mundo entró en pánico entonces, a excepción de un herrero, un lugareño, que había creído necesario por alguna razón, llevar un arma a un desfile familiar, y que vació cinco rondas en el cuerpo de Mary. Pero las balas no mataron a Mary. Pensaron que no le dolía, porque los elefantes tienen pieles tan gruesas, y no pueden sentir estas cosas como los humanos.
Todos se enfurecieron cuando Big Mary de repente se calmó. La rodearon y le gritaron.
Exigieron que la metieran entre dos trenes y la aplastaran, o mejor aún, que la encadenaran y la descuartizaran. Pidieron que la electrocutaran. Mientras gritaban varios métodos de tortura adicional para golpear al sufrido elefante, Big Mary se quedó quieta, adolorida por las heridas de bala y el absceso en su diente, sangrando y con lágrimas corriendo por su triste rostro, mientras entraba en estado de shock.
Todos se alegraron cuando Charlie Sparks, sugirió que lincharan a la bestia asesina.
Ellos sujetaron su tobillo en unos grilletes y la ataron a una barandilla.
Aseguraron una pesada cadena alrededor de su cuello.
Trajeron una grúa de 100 toneladas para colgar a la "Asesina Mary", para ser ejecutada después de su obligatoria presentación (agujeros de bala y todo) en una matiné de despedida debajo de la gran carpa. Atrajo bastante a la multitud. La actuación final de Big Mary le permitiría al mórbido poseedor de un tickete ver su ejecución después; su acto final fue un espectáculo agotado.
Nadie se decepcionó cuando se enteraron que Big Mary no actuaría en el circo esa tarde. Estaba acribillada de balas, y la mayoría se dio cuenta de que los hombres de circo son unos tiranos que persiguen el todopoderoso dólar. Pero todavía tenían que ver colgar a un elefante, después de todo. Para eso estaban allí. Además, Big Mary había sudado y llorado toda la noche, retorciéndose en agonía ante las cinco balas alojadas en lo profundo de sus suaves órganos, perdiendo lentamente la sangre, y debilitándose aún más, incluso cuando su diente le provocaba dolores hasta el cráneo. Ella no estaba en forma para actuar.
Era una multitud de 3,000 personas para el momento en que concluyó el espectáculo. Y se deleitaron cuando la "Asesina Big Mary" encabezó la procesión de elefantes, una línea que se sostenía desde las trompas hasta las colas, hasta la grúa que serviría para ser su horca.
¡La levantaron sobre la grúa, pero de alguna manera olvidaron soltar la cadena alrededor de su tobillo! La cadena se estiró y se dobló, y se tensó alrededor de su cuello mientras su familia de elefantes miraba, barritando de horror, molestos.
La multitud instó a los verdugos a seguir.
"Deja que se balancee, déjala columpiar" cantaron. Cuando el elefante se elevó en la cadena, se callaron de repente.
Se sorprendieron al escuchar los huesos de la elefante Big Mary girar y romperse, sus ligamentos se estiraron y explotaron, mientras la levantaban a cinco pies en el aire, ya que el grillete alrededor de su tobillo le impedía levantarse del suelo.
Se sorprendieron cuando la cadena alrededor de su cuello se partió repentinamente y el cuerpo de Big Mary se estrelló contra el suelo con un sonido audible, donde se pudo escuchar cuando su cadera fue aplastada, rompiéndose con su peso, mientras ella gemía de agonía.
Soltaron una risita cuando un hombre trepó a su cuerpo como una pequeña colina, y volvió a atar la cadena alrededor de su cuello. Se deleitaron cuando quitaron el grillete de su tobillo para que se balanceara. Se rieron y bailaron cuando la Asesina Big Mary finalmente se levantó, muy arriba en el aire y comenzó a estrangularse, su trompa se retorció, sus piernas se agitaron, sus alaridos se apagaron, y sus ojos se llenaron de lágrimas. Pasó mucho tiempo antes de que ella muriera.
Se rieron de ella entonces. Ellos aplaudieron.
Big Mary se balanceó en el viento durante treinta minutos completos antes de que un veterinario finalmente la declarara muerta.
Realizaron una nueva presentación esa noche. El negocio del circo estaba en auge, para el ahora, muy popular, Charlie Travelling Circus de Charlie Sparks.
Un elefante se escapó de su jaula esa noche, después del espectáculo, tan angustiado por haber sido testigo de la muerte cruel de su amiga, Big Mary.
Todo el mundo sabe que los elefantes son conocidos por ir y visitar los huesos de los miembros de su familia fallecidos. Los elefantes visitan con frecuencia los lugares de descanso final de sus seres queridos. Recogen con delicadeza sus huesos blanqueados por el sol, volteándolos suavemente con sus trompas. Examinándolos. Rindiendo homenaje a ellos. Lamentando su muerte. Creo que este elefante escapó para encontrar los huesos de Big Mary, como era su naturaleza.
Pero el circo lo atrapó en el patio del ferrocarril antes de que él pudiera encontrarla, y lo esposaron con cadenas extra fuertes, lo golpearon y lo arrastraron de regreso a su vida en el "glamoroso circo".
Donde un elefante pertenece.
Es una lamentable historia lo que le ocurrió a Big Mary. El tráfico ilegal de animales es un negocio rentable que mueve aproximadamente 6 billones de dólares anualmente, según la Wildlife Conservation Society (WCS).El hombre por su deseo de tener dinero es el mayor depredador que existe,estos indefensos animales deben soportar condiciones durísimas desde su captura, hasta las condiciones de transporte en que viajan cientos y miles de kilómetros hasta llegar a su destino final, que si no es la muerte en la ruta, es el confinamiento de por vida en el circo donde se ven obligados a pasar mucho tiempo atados o enjaulados y por eso desarrollan comportamientos anormales que indican que están sufriendo por causa de las malas condiciones de vida.
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